Diario - 30/05/2013

Lo Económico como Presa del Ciclo Político

Que un bono americano a 10 años rinda solamente 2% está claramente indicando que esos precios al haber sido altamente intervenidos entraron en una de las tantas burbujas a las que ya nos acostumbró esta crisis. La agresividad monetaria de “la Fed” sin dudas ha estabilizado a los mercados en el corto plazo, pero me pregunto: ¿estará esta estabilidad de corto comprometiendo nuevamente un equilibrio de largo plazo en términos de economía real? Para tranquilizarons hoy nos dicen: “esta vez será diferente”.

  1. ¿A qué bloque del planeta le conviene que esta ilusión reflacionaria cambie?
  2. ¿Quien se anima a anunciar que el equilibrio real subyacente se ve mucho peor que el estado nominal de cosas que percibe la gente?

Parecería que el ciclo del politico de turno tiene más urgencias que el ritmo razonable al que debería recuperarse la economía global pero apurar la recuperación vía esteroides puede eventualmente generar más mal que bien. La reflación ha sido el gran aliado de una clase política del G3 que pocas respuestas ha dado en términos reales. El paradigma es clarísimo: primero se antepone la distorsión monetaria, muy lejos después y cuando no queda ninguna historieta más por especular, se consideran los fundamentos macroeconómicos de un equilibrio global que todavía lejos está de haber alcanzado estabilidad con una cara fiscal oculta todavía y muy preocupante y una faceta monetaria que por momentos da la sensación de ser totalmente inestable.

Los desequilibrios que condujeron a esta crisis en muchos aspectos permanecen invariables pero el mercado cuando puede o mejor dicho, “cuando lo dejan” decide ignorarlos convenientemente. ¿Por cuánto tiempo más vamos a seguir con esta interminable estrategia de Bancos Centrales del G3 de emitir dinero y mercados reflacionando implacablemente en consecuencia?

El crash del Nikkei y sus consecuentes dudas sobre la velocidad con la que el Yen se depreció y los últimos comentarios de Bernanke a uno al menos le reavivan preguntas que salen del sentido común más básico. El 2012 ha sido el año que desde el comienzo de la crisis ha mostrado con mayor elocuencia la enorme distorsión monetaria en la que se desenvuelven los mercados financieros internacionales, el moral hazard claramente se ha maximizado y sin dudas el 2013 por el momento ha sobrepasado altamente al anterior: hasta la deuda griega para libre de riesgo en este mercadito altamente reflacionante. Este mercado sólo quiere saber si habrá más QE y si la respuesta es afirmativa continúa el rally.

Mientras haya un Banco Central listo para distorsionar, el mercado estará dispuesto a reflacionar persistentemente. Bernanke acostumbró al mercado a “pensar al revés” y el mercado prefiere posicionarse de esta forma priorizando los impactos nominales por sobre la realidad de severo endeudamiento, carencia de crecimiento y crisis fiscal que todavía enfrenta tanto Estados Unidos como Europa y Japón, circunstancia que no cambiará en las próximas décadas.

Sin embargo, el mercado no quiere hacerse ninguna de estas preguntas. El 2012 fue un año que se compró siempre que lo dejaron y el 2013 parece serr idéntico en ese respecto. Sólo basta que un Banco Central de la señal de que está dispuesto a inyectar moneda para que todo el mundo se desinterese de lo fundamental y vuelva a un modo disneylandezco y hasta primitivo de trading.

El 2013 ha demostrado que los conceptos de puts gratis, el de nominalización, el de moral hazard y todo lo que sigue están más intactos que nunca. El mercado por el momento “quiere seguir creyendo”, quiere ilusionarse monetariamente y los bancos centrales están atrapados en un juego eterno de expectativas que apuntan a la reflación de activos y a la indiferencia vía precios de la crítica realidad fiscal que sigue y seguirá enfrentando el G3. Y cada vez que la Fed intenta apartarse de este sendero reflacionario, el mercado “se shortea” enviando una preocupante señal: “si te corres Ben, nos corremos todos”.

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