Diario - 03/05/2013

Un optimismo monetario que esconde una oscura realidad fiscal

Desde el inicio de la crisis, el 2012 ha sido un ejemplo de libro de cómo han venido operando los mercados financieros post-Lehman y parecería que el 2013 superará ampliamente al 2012 aunque sin dudas al corriente año todavía le falta mucho.

El paradigma es clarísimo: primero se antepone la distorsión monetaria, muy lejos después y cuando no queda ninguna historieta más por especular, se consideran los fundamentos macroeconómicos de un equilibrio global que todavía lejos está de haber alcanzado estabilidad con una cara fiscal oculta todavía y muy preocupante y que de a poco gana gamma en términos reales. Sin embrago, por cadía de selloff (venta) el mercado ralea (sube) diez!

Los desequilibrios que condujeron a esta crisis en muchos aspectos permanecen invariables pero el mercado cuando puede o mejor dicho, “cuando lo dejan” decide ignorarlos convenientemente. Mientras haya un Banco Central listo para distorsionar (y hay muchos), el mercado estará dispuesto a reflacionar persistentemente. Bernanke acostumbró al mercado a “pensar al revés” y el mercado prefiere posicionarse de esta forma priorizando los impactos nominales por sobre la realidad de severo endeudamiento, carencia de crecimiento y crisis fiscal que todavía enfrenta tanto Estados Unidos como Europa circunstancia que no cambiará en las próximas décadas. Mientras tanto, la 10yr. en 1.63% y todo el mundo festejando la permanencia casi indefinida de QEIII.

Sin embargo, el mercado no quiere hacerse ninguna de estas preguntas. El 2012 fue un año que se compró siempre que lo dejaron. Sólo basta que un Banco Central de la señal de que está dispuesto a inyectar moneda para que todo el mundo se desinterese de lo fundamental y vuelva a un modo disneylandezco y hasta primitivo de trading. Sin dudas, el riesgo sistémico ha sido colapsado por un tsunami monetario y esta situación parecería no querer cambiar en el futuro cercano.

Comenzando especialmente en 2012 quedó muy evidente la intención de los bancos centrales de USA, Japón y en menor medida Europa, de articular si es necesario, contenciones monetarias esterilizadas como en Europa o sin esterilizar como en Japón y USA. Pero el 2013 es al menos un año diferente con desafíos no sulucionados que preocupantemente se acumulan y con una herencia de mercados “muy dulces” que le deja el 2012 con un S&P quebrando máximos todos los días del año.

Los últimos doce meses de trading han demostrado que los conceptos de puts gratis, el de no tragedia real, el de nominalización indefinida, el de moral hazard y todo lo que sigue están más intactos que nunca. El mercado por el momento “quiere seguir creyendo”, quiere ilusionarse monetariamente y los bancos centrales están atrapados en un juego eterno de expectativas que apuntan a la reflación indefinida de activos y a la indiferencia vía precios de la crítica realidad fiscal que sigue y seguirá enfrentando el G3.

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