Diario - 21/01/2013

Dos caras de una misma moneda para el 2013: lo fiscal vs lo monetario

¿Llegará el día en donde los mercados cuestionen seriamente la efectividad de largo plazo de tanta política monetaria laxa y de una realidad fiscal que empeora cotidianamente en el G2?

Quizá a la positividad con la que comenzó el 2013 le quede todavía un poco más por correr, pero no me sorprendería observar una corrección en el S&P en torno al 5% en el futuro mediato ante el evento de riesgo de febrero (extensión al límite de deuda en USA). La imagen del 2013 sigue siendo bullish (optimista) pero en este punto una corrección no sólo es probable sino que además sería saludable para oxigenar al resto del año que será muy largo. Veremos qué tan fuerte se torna la temporada de reporte de resultados en USA para determinar si este mercado se anima a quebrar máximos del 2012 o si ya comienza a alivianar riesgo ante el evento de febrero.

Los desequilibrios que condujeron a esta crisis en muchos aspectos permanecen invariables pero el mercado cuando puede o cuando lo deja un Central decide ignorarlos. Desde el inicio de la crisis, el 2012 ha sido un ejemplo de libro de cómo han venido operando los mercados financieros post-Lehman y parecería que el 2013 intenta ser una réplica perfecta del 2012 aunque sin dudas este año será muy largo y quizá lo fiscal gane más relevancia que en el 2012.

El mercado no quiere hacerse ninguna de estas preguntas todavía. El 2012 fue un año que se compró siempre que pudo. Sólo basta que un Banco Central de la señal de que está dispuesto a inyectar moneda para que todo el mundo se desinterese de lo fundamental y vuelva a un modo hasta irresponsable de posicionamiento.

El 2012 ha demostrado que los conceptos de puts gratis y el de no tragedia real están más intactos que nunca. El mercado por el momento “quiere seguir creyendo”, quiere ilusionarse monetariamente y los bancos centrales están atrapados en un juego eterno de expectativas que apuntan a la reflación de activos y a la indiferencia vía precios de la crítica realidad fiscal que sigue y seguirá enfrentando el G2 por décadas venideras.

El paradigma actual es muy claro: primero se antepone la distorsión monetaria, muy lejos después y cuando no queda ninguna historia más por contar, se consideran los fundamentos macroeconómicos de un equilibrio global que todavía lejos está de haber alcanzado estabilidad con una cara fiscal oculta todavía y muy preocupante y con el potencial de ganar aceleración en términos reales.

Mientras haya un Banco Central listo para distorsionar, el mercado estará dispuesto a reflacionar una y otra vez. Bernanke acostumbró al mercado a “pensar al revés” y el mercado prefiere posicionarse de esta forma priorizando los impactos nominales por sobre la realidad macroeconómica de severo endeudamiento, carencia de crecimiento y crisis fiscal que todavía enfrenta tanto Estados Unidos como Europa, circunstancia que no cambiará en las próximas décadas.

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