Diario - 10/01/2022

La prioridad y el dilema de la Fed: ¿hiperinflacionar activos o desinflacionar a la economía real?

En el peor punto de la pandemia, la economía norteamericana exhibió una tasa de desempleo en torno al estrepitoso 15%. Semanas antes de dicha tragedia, la tasa de desempleo se acercaba al 3.50% y en la actualidad gracias a una política monetaria ultra acomodaticia el desempleo ronda el 4%. De esta forma y a diferencia de muchas economías emergentes, en Estados Unidos aconteció una tragedia bíblica y sin embargo en materia de generación y preservación del empleo la economía norteamericana está muy cerca de niveles de prepandemia. Evitar un colapso de largo plazo en la economía real norteamericana no ha sido gratis en absoluto. La magnitud de la emisión monetaria y el aumento del déficit ha sido enorme pero para aquéllos que critican este accionar resulta relevante plantearse el contrafáctico.

¿Qué hubiera ocurrido en Estados Unidos y en el mundo entero si la Fed no hubiera iniciado una ola de mega emisión monetaria en 2020? Con total certeza el Planeta Tierra hubiera entrado en un proceso de depresión económica mucho más grave a la de 1930, de la cual no hubiéremos salido por muchos largos años y con todas las consecuencias sociales y políticas que semejante colapso de empleo hubiera ocasionado en el mundo entero. De esta forma, la Fed con su misil monetario evitó una tragedia nunca vista en la edad moderna y lo que ahora le queda es digerir los múltiples costos que dichas decisiones ocasionaron. Pensar que salir de una pandemia de semejante envergadura iba a ser gratis es de adolescentes. Pero a nivel de dimensionamiento, la Fed intercambió “tragedia” por “problema”, lo cual parecería ser una decisión más que razonable. Probablemente, uno de los mayores costos que este accionar mega expansivo ocasiona se asocia a un salto muy significativo en materia inflacionaria. Actualmente la inflación minorista de Estados Unidos ronda el 7% anual lo cual lo remonta a los 80s a los efectos de tener cifras comparables.

Una inflación alta, acelerada y nada transitoria es la realidad que le toca vivir a la Fed a la luz de haber evitado una tragedia en materia de empleo. El mal es la inflación, la tragedia era la depresión y el mega desempleo. Se eligió entonces el mal menor y eso es sumamente correcto. En esta coyuntura tan especial, si lo que se evitó fue una tragedia de economía real bienvenida sea entonces la inflación como contrafáctico de una depresión eterna mucho peor a la vivida en los 30s. Ahora bien, la Fed evitó una tragedia pero al mismo tiempo tiene ahora que administrar su principal costo: un proceso inflacionario complejo, no dramático pero que la obliga a subir la guardia. En algún momento del 2022 la Fed deberá comenzar a subir la tasa de referencia poniendo presión a la parte corta de la curva en un intento de encarecer los costos del financiamiento al consumo. También el final de QE4 en marzo 2022 de alguna forma pondrá alguna presión a la parte larga de la curva en un intento de encarecer el financiamiento a la inversión. Por lo tanto, de alguna manera la Fed intenta enfriar en algo a la economía real en ambos extremos de la curva (consumo e inversión) a los efectos de comenzar a desinflacionarla pero sin pinchar a su creación más cuidada: la mega burbuja de activos financieros que ella misma ha generado.

El dilema es que si la Fed actúa de una manera demasiado restrictiva le explotaría un problema mucho mayor al de la inflación. La Fed vía QE4 (Flexibilización Cuantitativa) ha alimentado una burbuja global de activos financieros los cuales desde marzo 2020 están en pleno proceso de hiperinflación. De esta forma la Fed enfrenta dos inflaciones distintas a extremos de su radar de operaciones. Primero, una “inflación tradicional en bienes y servicios”. Segundo, una “hiperinflación no tradicional y sumamente explosiva en activos financieros”. Frenar la primera de alguna manera implica lastimar a la segunda pero si la Fed se pasa de rosca puede ocasionar una implosión de la burbuja creada precisamente para salir del bache deflacionario ocasionado en marzo 2020 por el COVID. Y si este evento ocurriera, tendríamos nuevamente una tragedia al estilo COVID 2020 con colapso de empleo y encima se vienen las elecciones de medio término en Estados Unidos. No parecería razonable esperar que Powell, quien ha sido renovado en su mandato como Fed Chairman por Biden, le complique las elecciones a Biden.

Este es el gran dilema de la Fed para todo el 2022. Deberá sonar lo más restrictiva posible pero sin lastimar a la burbuja que ella misma se encargó de alimentar. Si la burbuja llegase a implosionar, la inflación dejaría de ser un problema siendo el desempleo la variable a atacar más un caos a nivel financiero internacional. De “problema” saltaríamos nuevamente a “tragedia” lo cual se convertiría en una perogrullada subóptima y redundante. De este forma el 2022 le plantea a la Fed una muy angosta zona de operación en donde si no suena lo suficientemente restrictiva, la inflación se le aceleraría y si suena demasiado restrictiva la burbuja le implosionaría. En el margen la Fed siempre priorizará a la burbuja por sobre la inflación porque con inflación alta se puede vivir, con implosión de burbuja la vida se torna en caótica e imposible. Lindo 2022 nos espera.

Un comentario para La prioridad y el dilema de la Fed: ¿hiperinflacionar activos o desinflacionar a la economía real?

  1. Lalo Barenboim dice:

    Sherman, primero agradecerte por la generosidad de compartir tus notas de tan alto nivel. Es un lujo.
    Entonces, pregunta : para el futuro, la FED debiera sostener, como tendencia, un S&P ( SPY ), Dow Jones (DIA) o Nasdaq (QQQ) con un crecimiento que no fuera inferior a la inflación y de manera bastante contemporánea con ella , para no generar ruidos ??
    Muchas gracias por tu respuesta.

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