Academicas - 22/11/2022

Derrota de Argentina: las cuatro jugadas monetarias y fiscales inevitables en 2024

La ironía de la doble crítica. Resulta frustrante y deprimente a la vez percibir que para ganar la elección, el peronismo critica a JxC y a la vez, para ganar la misma elección, JxC critica al peronismo. Mucha sarasa y una formidable ausencia de plan para encarar la peor crisis que jamás haya sufrido la República Argentina. Y en el medio un país entero que observa atónito.

El 2024 será el año de un sincericidio tan inevitable como indispensable: la pregunta obligada a cada candidato a presidente 2024 es: ¿cómo piensa hacer para desactivar todo esto? En particular dado que no tenemos acceso al mercado externo de deuda y tampoco al interno. La austeridad va a ser una precondición muy verdadera desde 2024. Tenemos una montaña de pesos atrapados en el Banco Central que viene creciendo y está ahí desde 2015. El próximo presidente deberá resolver de una vez este problema que tiene a toda la economía argentina atragantada. El problema es que cualquiera que sea la solución propuesta, va a doler mucho. En 2024 el nuevo presidente deberá tomar medidas muy drásticas en lo monetario y fiscal. La decisión del próximo gobierno no ronda en si se desactivará la bomba de pesos sino en qué sector de la economía lo terminará pagando. El 2024 será el año de un explosivo “sincericidio criollo”.

La coyuntura que herede el próximo presidente deberá atacar cuatro problemas en simultáneo:

Primero, desarmar la bomba de pesos atrapada en el Banco central

Segundo, desinflacionar una economía que para entonces probablemente corra al 100% de inflación anual

Tercero, para desinflacionar será obligatoria una señal fiscal muy contundente que apunte hacia la austeridad en sentido estricto

Cuarto, desregular a toda la economía argentina para volver a crecer otorgando al campo su liderazgo natural

Si el próximo presidente no se anima a hacer todo esto en la primera semana de gestión, la coyuntura se lo devorará en breve. La Argentina del 2024 no permitirá gradualismo y recuerden: la esperanza sin racionalidad es la utopía de los tontos.

La inflación estará claramente en la agenda de manera excluyente y en ese sentido resulta importante analizar en relativo como viene resolviendo Estados Unidos su problema inflacionario respecto a lo actuado en Argentina.

Cruel dolor en Estados Unidos: de a poco y con mucho dolor, Estados Unidos pareciera estar cerca de doblegar una inflación que actualmente corre al 7.70% anual. La forma en la que viene luchando contra su inflación se puede resumir en cuatro impactos.

Primero, estamos frente a la suba de tasa de referencia más rápida de la historia. En poco menos de un año, la Fed llevó la tasa de referencia de 0% a 4% y es importante recordar que una economía no sólo es sensible al nivel de las tasas de interés sino además a la velocidad con la cual dichas tasas cambian de nivel. Para situarnos en perspectiva analicemos la suba de la tasa de 2 años (parte corta) y la de 30 años (larga). Durante 2022, la tasa de 2 años subió poco más de 350 puntos básicos llevándola a niveles cercanos a 4.50%. Recordemos que las tasas cortas son las más afectadas por la política monetaria de la Fed en lo que se refiere a presión sobre su tasa de referencia. Las subas de tasas cortas tienen como principal objetivo frenar al consumo y con ello la presión inflacionaria en ese frente. La tasa de 30 años subió aproximadamente 200 puntos básicos generando un notable impacto en la valuación de acciones en especial las tecnológicas.

Segundo, de la mano de la tasa de 30 años la Fed propinó el efecto riqueza más negativo de la historia. Las pérdidas observadas en los mercados de acciones y bonos se ubican en las más altas que jamás haya visto la humanidad, muy por encima de los niveles de la crisis financiera del 2008. Esta baja en el valor de activos financieros genera una pérdida patrimonial en el consumidor promedio y dicho evento se traduce en un efecto riqueza negativo que deprime al consumo y a la inversión. Este efecto es muy fuerte en la economía norteamericana dado que el ciudadano promedio destina una parte sustancial de sus ahorros en activos financieros. Este efecto probablemente sea mucho más relevante que el primero.

Tercero, la Fed comenzó a achicar su balance. Esto significa que desde hace unos meses comenzó a vender los bonos largos que había comprado en las cuatro rondas de QE (Quantitative Easing) que vino implementando desde 2008. Achicar el balance del banco central norteamericano significa que la Fed vende bonos largos, al venderlos genera un exceso de oferta en el mercado que ocasiona una baja de sus precios y por lo tanto, una suba en sus respetivas yields (tasas de retorno). El principal objetivo de este mecanismo es poner presión a las tasas largas y también drenar de liquidez al mercado global para apuntalar el segundo impacto descripto en el párrafo anterior.

Cuarto, y muy importante para analizar la inflación en su sentido más tradicional. El M2 es la forma más estándar de medir oferta monetaria dado que incluye: efectivo, depósitos en cuenta corriente y depósitos en caja de ahorro, o sea, es la oferta de dinero transaccional que dispone una economía de manera inmediata. La Fed en el último año prácticamente tiene congelado el M2 el cual creció en los últimos 12 meses solo un 2.56%. De esta forma, si la Fed se mantiene inamovible en esta dimensión, los precios no tienen otra alternativa que dejar de crecer por la simple aplicación de la ecuación cuantitativa del dinero (Mv=PQ). De esta forma, resulta razonable imaginar un proceso de significativa desinflación que se irá observando en la economía norteamericana en los próximos 6 meses y que debiera ser el fruto de los cuatro misiles disparados recientemente: 1) suba de tasas cortas, 2) pérdidas patrimoniales gigantescas, 3) presión en tasas largas y 4) congelamiento de M2.

Y del otro lado del mundo venimos nosotros, una tierra en donde a pesar de tener inflación casi interrumpida en los últimos cien años, todavía se discute si la suba de precios es causada por emisión de dinero. A diferencia de Estados Unidos, nuestra inflación corre cómodamente al 88% interanual y no pacieran observarse signos de desaceleración en el corto plazo más allá de los efectos que pudiera ocasionar un congelamiento de precios el cual siempre es pan para hoy y hambre para mañana. Comparada con la estrategia antinflacionaria norteamericana, Argentina virtualmente no sólo que no está haciendo nada de lo que viene ejecutando la Fed sino que por el contrario, la emisión de pesos viene siendo más que importante y a la vez las tasas nominales no parecieran crecer a la velocidad suficiente como para tornar a las tasas reales en una variable restrictiva que eventualmente nos desinflacione a futuro a diferencia otra vez de lo que se observa en Estados Unidos en donde el principal motor de suba de tasas nominales han sido las reales. Pareciera que en materia inflacionaria, Argentina está totalmente a contramano de Estados Unidos. Que Dios nos bendiga.

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