Academicas - 14/08/2023

Entre el rivotril y el choripán: Peronia eligió en las PASO

A pesar de los resultados de las PASO de ayer domingo, quizá no se escuche todavía un mensaje opositor contundente porque cada uno en lo suyo intenta guardar las cartas de una potencial cirugía de modelo tan enorme como inevitable. Hablar de cirugía en cualquier lugar del mundo pero especialmente en esta Argentina del Estado enorme pianta votos y todo opositor que intente ganar el sillón de Rivadavia lo sabe, por lo que como suele ocurrir en toda elección, los argentinos estarían votando a un futuro presidente cuyo plan maestro desconoceremos hasta el mismísimo día de asunción pero a la vez, el sentido común indicaría que el próximo mandatario deberá enfrentar a un mercado cansado y muy poco complaciente que podría reaccionar febrilmente en dos dimensiones simultáneas.

Primero, si el próximo presidente cometiese el error de querer empalmar esta realidad y seguir como si nada, es altamente probable que el mercado le haga un ajuste muy cruel para una economía que necesita sincerarse desde hace años. Especialmente menciono este escenario de “hacer la plancha y empalmar” porque le temo a la noción de una propuesta basada en el concepto fallido de un “Estado grande pero eficiente” o lo que es lo mismo, vamos a seguir gastando y que el achiche fiscal lo haga el “próximo”, un cuento tan argentino como el mismísimo dulce de leche. Esta realidad de no sinceramiento se sigue agravando incluso porque se viene extinguiendo la expectativa de que todo esto explote al actual gobierno antes de diciembre 2023, cosa que no creo que vaya a ocurrir. Todo este mar de problemas que hoy navegamos deberá ser resuelto por quien gane las elecciones finales. No creo que en este contexto, las PASO resuelvan demasiada incertidumbre dado que las principales cartas seguirán escondidas porque en definitiva una PASO es solo eso, una gran encuesta sin efecto vinculante. De hecho, me preocupa la percepción de una oposición ganando las presidenciales y que ante el “no sinceramiento actual” carezca de un “plan B”. Soy de los que creen que todo este drama deberá ser resuelto por el que sigue, dado que nada le explotará al actual gobierno a pesar de lo que muchos opositores desearían.

Segundo, me pregunto en este marco cuánto opositor tiene definido un “plan B” ante el no sinceramiento de la actual situación económica de caras a diciembre 2023. Con explosión antes de diciembre 2023 o sin ella, tendremos dos escenarios políticos totalmente diferentes de caras al próximo presidente con consecuencias, costos y chances de supervivencia diametralmente opuestos. Mi escenario base es el de un nuevo presidente que asumirá un país “sin sinceramiento previo” y que por lo tanto, deberá atender varios problemas en simultáneo para una sociedad argentina con pretensiones de resoluciones inmediatas. Primero, pasivos remunerados del BCRA. Segundo, inflación sobre 100% anual. Tercero, pobreza creciendo. Cuarto, un financiamiento externo complicado. Quinto, cepo cambiario. Sexto, economía hiper-regulada y paro acá para no deprimir a nadie en este lunes poselectoral. A todo esto que ya es mucho, hay que sumarle el desentendimiento de una sociedad que nunca se hace cargo de lo que votó antes, por lo que apenas inaugurado el próximo mandatario comenzará a lloverle una secuencia interminable de reclamos que vienen siendo desatendidos desde que Colón conquistó América pero que se exhibirán como sumamente urgentes de caras al que sigue a quien se le exigirá solución acelerada en todo frente imaginable.

En esta coyuntura tan compleja es indispensable definir “éxito para el “próximo presidente”. Si por ejemplo, el mandatario siguiente lograse culminar su ciclo con una inflación al 50% anual, dicho logro debiera ser considerado como una excelente gestión aunque conociendo la forma en que la mayoría de mis compatriotas piensa y siente, me animo a anticipar que sería rotulado como el “gran perdedor” tal como le hicimos a Messi durante gran parte de su carrera. De esta forma, el mayor desafío del próximo emperador que se haga cargo de esta tribu psiquiátrica a la que todavía llamamos Argentina, tendrá como principal catalizador el de controlar la ansiedad esquizofrénica de una sociedad que todavía no llega a comprender lo grave de la situación en la que estamos y la enorme cantidad de sacrificios fiscales que serán necesarios solo para estabilizar el delirio de nuestros días.

Mi humilde sensación es que sin un histórico shock múltiple en todos los frentes relevantes no existe manera de volver a subir a nuestro país al sendero del crecimiento sostenido, uno que hace largos años abandonamos con enormes consecuencias siendo la pobreza su eslabón más sobresaliente. Argentina tiene dos problemas relevantes, un Estado enorme que gasta más de lo que debe y una sociedad que se niega a reconocerlo. En esta cruel realidad sigo sin comprender por qué existen tantos muñecos con ganas de ser presidentes. Empieza hoy el último tramo de la carrera presidencial, la tribu se acerca a cotejar a su próximo cacique pero hasta que dicho momento ocurra, probablemente sabremos muy poco de su plan maestro.

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