Academicas - 20/11/2023

Comienza a claudicar la tasa de 30 años: ¿se limpia la sobrerreacción?

La dinámica en la tasa de 30 años ha sido el principal driver (catalizador) de este mercado en los últimos tres meses y ha afectado las valuaciones de todos los activos financieros a lo largo y a lo ancho del planeta. Pareciera que finalmente el nivel de 5% en la tasa de 30 años comienza a sentirse como un techo no solamente de corto plazo sino que quizá también se refiera al máximo nivel en esta tasa para lo que resta del ciclo de tightening (restricción) de la Reserva Federal. Gran parte del movimiento ascendente en la tasa de 30 ocurrido en los últimos 90 días no se debió a aspectos macro de una economía subyacente en Estados Unidos que se desinflaciona lentamente al tiempo que también se desacelera y por lo tanto, el overshooting en la tasa de 30 años no se correspondió con la caracterización de un sistema que resulta mucho más débil a lo que la dinámica en las tasas largas sugiere.

El embate de las tasas largas ha sido tan violento que también había contagiado a las tasas cortas al punto tal que en estas últimas tres semanas toda la curva de yields quedó prácticamente en sentido horizontal. Estamos probablemente ante la Reserva Federal más confusa de los últimos cincuenta años. Solamente algunas semanas atrás Jerome Powell había sonado extremadamente hawkish insinuando que estaba muy lejos de haber culminado su batalla contra la inflación aspecto que motivó la última suba violenta en las tasas cortas y largas. Sin embargo, en el último FOMC (reunión de política monetaria de la Fed) la Reserva Federal hizo alusión a un concepto clave: desde ahora la lucha contra la inflación tiene dos dimensiones a contemplar.

La dimensión uno, se refiere a la persistente lucha que todavía es necesaria para llevar a la inflación finalmente a un equilibrio de 2%. La dimensión dos, se refiere que a partir de ahora la Reserva Federal va a estar muy atenta también a los daños que tanta suba de tasas le puedan comenzar a infligir a la economía real norteamericana al punto tal de una potencial recesión. Lo interesante de esta dinámica es que en el pasado año y medio la Reserva Federal solamente estuvo concentrada en una de esas dos dimensiones la cual ha sido luchar obsesivamente contra la inflación al riesgo de romper a toda la economía real a su paso. Es altamente probable que la inflación como historia que impacte la dinámica en el precio de los activos financieros comience a desvanecerse hacia fines del 2023 y en su reemplazo surja una preocupación por parte de Wall Street referida a una potencial recesión que podría comenzar a ocurrir a inicios de 2024 como consecuencia de tanta restricción monetaria impartida desde enero 2022. Es altamente probable entonces que la obsesión de Wall Street rote desde inflación hacia probable recesión de caras a un 2024 que se focalizará principalmente en la debilidad de la economía real.

De esta forma, es altamente probable que las tasas largas culminen calmándose pero esta situación no necesariamente va a alimentar un rally (suba) en el mercado de acciones para el 2024. Si bien es altamente probable que tengamos un rally para activos de riesgo de caras al cierre de 2023 en tanto y en cuanto no aparezca un nuevo cisne negro en la economía global, el 2024 podría plantear dos escenarios completamente distintos. Si llegase a darse un escenario caracterizado por una contundente debilidad en la economía real, esto plantearía un bull market para el mercado de bonos, pero el mercado de acciones probablemente tendría un sesgo hacia la negatividad debido a que normalmente no se lleva bien con las recesiones.

Si por el contrario, el 2024 se encuentra con una economía en franca desinflación y con una desaceleración persistente pero razonable, ahí podríamos tener la confluencia de dos bull markets: uno en bonos y otro en el mercado de acciones. En este contexto es altamente probable también que hayamos visto los máximos para el dólar norteamericano y por lo tanto, podemos llegar a observar en los próximos meses un cierto sesgo hacia la debilidad del dólar lo cual debiera favorecer a las monedas de emergentes y quizá también al mercado de acciones emergentes. El tiempo dirá por cuánto se prolongará la debilidad de la economía china, lo cual se correlaciona directamente a una generalizada negatividad en el mercado de commodities que ha impactado a la dinámica del mercado de acciones en todo el espectro emergente.

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