Academicas - 29/01/2024

Liberales de papel: un verano 2024 repleto de definiciones esenciales

El gran desafío de aquellos argentinos que creen en una economía liberal es la de convertir un “texto” en “realidad”. Hasta ahora Argentina solamente es un discurso libertario en el sentido que en papel intentamos ser libertarios lo me parece una maravillosa idea, pero en la calle seguimos en el mismo drama populista de siempre. Hoy por hoy, permanecemos viviendo en una economía con los mismos dilemas de antaño: inflación, recesión, atraso cambiario, presión tributaria en máximos, brecha y toda ese doloroso menú tan familiar para la mayoría de los argentinos. Dar vuelta esta realidad llevará mucho más que un discurso y ojalá ocurra. Se nos viene un largo verano a la espera de muchísimas definiciones que iremos conociendo a la vez que sufriremos los rigores de tanto desequilibrio gestado desde hace muchos años siendo la inflación el primer golpe de varios por venir con los que la economía argentina castigará a sus ciudadanos. Gran parte del ajuste fiscal se juega en las próximas semanas con las definiciones del Congreso en materia de Ley Ómnibus y DNU. El gobierno pretende: un ajuste de 5% del PBI y mucho de esto se juega en estas semanas.

En finanzas todo se pricea, la lentitud y la ansiedad también tienen un precio y desde NY saben que si esto no se hace rápido, la dinámica de la economía heredada va a destruir lo poco que queda disponible en este país, por eso la parsimonia se vive y se percibe como un evento muy negativo. Si hay algo que no le sobra a la Argentina es tiempo. Y lo cierto es que todavía estamos sin plan y sin ancla y todo lo que venimos viendo por el momento es una serie de medidas aisladas que intentan apagar algún que otro incendio lo cual no está mal pero lo verdaderamente importante es orquestar un plan económico que tenga como eje una contundente ancla fiscal cuya existencia dependerá de la interacción entre el Congreso y el actual gobierno con resultados que seguramente iremos conociendo durante un verano largo y cruel para los argentinos. Este probablemente será el verano más importante de los primeros cuatro que deberá transitar el gobierno libertario en el sentido que las bases para la convergencia económica deberán ser definidas antes de abril por una sencilla razón: un día en esta Argentina transita a la misma velocidad que cinco años en Japón.

El deterioro de la macroeconomía local es tan severo que seguimos al borde de explosiones varias cuya no ocurrencia dependerá de que podamos lograr rápidamente una contundente ancla fiscal, sin ella, todo fracasará y la misma se dirime en este verano del 2024. Desde la asunción del actual presidente los mercados han hecho algo muy previsible: dar tiempo, esperar y mostrar una dinámica altamente influenciada por expectativas recordando que las mismas son un grupo de percepciones hacia el futuro y que tienen fecha de vencimiento. En algún momento de un futuro bastante cercano, el mercado exigirá que las expectativas se transformen en realidad y ojalá que dicha confluencia se efectivice y si se diese, este gobierno comenzaría a responder una pregunta que por el momento no ha tenido respuesta: “cómo arreglar esta Argentina tan deteriorada multidimensionalmente”. De hecho, en un sentido amplio, hace un siglo que nuestro país no puede responder a este interrogante y lo único que venimos haciendo es dar anestesia para esconder los síntomas con el correlato de que todo se sigue agravando para un país que debió ser Australia y hoy por hoy compite con países africanos en lo concerniente al nivel de vida de sus ciudadanos. Argentina es una nación que por un siglo entero viene esquivando el “cómo” y en este verano tan especial, el gobierno deberá intentar una respuesta que empiece a contestarlo porque de lo contrario la paciencia de Wall Street se termina.

Con ancla fiscal, podremos tener un ancla monetaria aspecto esencial para comenzar a desinflacionar de caras a cierre de 2024. Ojalá me equivoque pero me permito disentir con las expectativas descontadas en las REMs, las cuales tengo la sensación pecan de demasiado optimistas. Son muchos los ajustes que se vienen desde lo monetario como para augurar una fuerte baja en la tasa de inflación mensual. Sería maravilloso que ocurriese por el bien de los argentinos, pero se percibe una nación muy deteriorada con un 2024 que en el mejor de los casos mostraría una baja en la tasa de inflación en el cuarto trimestre y no en el segundo como muchos analistas auguran.

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