Academicas - 14/02/2024

Que la motosierra no se convierta en alicate

La disciplina fiscal a rajatabla como ineludible esencia libertaria. Lo que intenta este gobierno libertario es una transformación profunda de todo el sistema económico argentino por lo que, dada mi convicción liberal, suelo coincidir en abstracto y en lo referente a la dirección de lo que se pretende, lo cual me parece maravilloso. Y en este intento de cambio tan sustancial que se persigue, resulta clave no perder uno de los ingredientes más definitorios de un modelo liberal, el cual se refiere a la ortodoxia fiscal. El principal problema de la Argentina por mil cuerpos de distancia es que en este país siempre gastamos más de lo que generamos y este exceso de gasto público permanentemente genera un crowding out (desplazamiento) del sector privado en manos de un sector público que derrocha, que pierde y que a su andar ilimitado, quiebra a una nación entera. En toda economía medianamente normal, la esencia del desarrollo y del crecimiento yace en la actividad privada, una actividad que en nuestro país viene siendo hostigada desde hace un larguísimo siglo.

Por eso es clave que uno de los ejes de campaña no se debilite y dicho eje se refería a una muy agresiva reducción del gasto público que en la jerga cotidiana adoptó el término de “motosierra”. El éxito de estos cuatro años de gestión libertaria dependerá precisamente de que la “motosierra” no se convierta en un “pequeño alicate” y esto en términos económicos profesionales significa que el gobierno libertario no pierda uno de los componentes mas definitorios del liberalismo el cual se refiere a una estricta ortodoxia fiscal cuyo correlato inmediato es la ortodoxia monetaria que a su vez genera estabilidad de precios. Y en un país como la Argentina con récords de presión tributaria, no es lo mismo reducir al déficit fiscal mediante “suba de impuestos” que mediante “baja de gasto” y esto lo digo muy especialmente para un sector privado que financia a toda una nación quebrada y que ya no puede más y al no poder, ya no genera suficiente empleo y crecimiento para seguir manteniendo a todo un país.

En estos últimos cien años, el notable e incontenible exceso de gasto público ha distorsionado tanto a la economía argentina que generó un país con incapacidad crónica de crecer, con capacidad infinita de inflacionar y con una tendencia inquebrantable de generar cada vez más pobreza por una sencilla razón: nuestro Estado enorme, destruye riqueza y por eso es tan indispensable que se lo reduzca a la mayor velocidad y magnitud posible. Entonces, la “motosierra de campaña” debe seguir siendo la “motosierra de gestión” para no perder la esencia libertaria y lo preocupante, es que en estas primeras semanas de gobierno libertario más que motosierra se percibe solamente un muy pequeño alicate que incluso va perdiendo filo a su andar fruto de una oposición que se muestra inclaudicable en resignar privilegios.

Es cierto que todo esto recién comienza, es cierto que transformar a un país socialista en uno que intenta mover hacia el extremo opuesto con un modelo liberal no se puede realizar de la noche a la mañana. Pero también es cierto que para una Argentina que inflaciona al 25% mensual, el tiempo es un lujo japonés que nosotros no tenemos. Y en esta coyuntura del “poco tiempo” hasta ahora Wall Street viene premiando a bonos y acciones argentinas (ignorando lo ocurrido la semana anterior) bajo la correcta premisa de que el liberalismo y su consecuente ortodoxia genera una secuencia muy positiva de expectativas a futuro. Pero también es cierto que Wall Street no te espera para siempre, en un futuro muy cercano desde New York le exigirán a este gobierno que la expectativa comience a ser convalidada por la realidad y en ese espectro es clave que la “motosierra” no se sacrifique por una sencilla razón: el elemento más notable que siempre se considera a los efectos de premiar a un bono soberano es la disciplina fiscal.

Y repito, el sector privado ya no puede vía aumentos de impuestos seguir financiando el rojo eterno e irrespetuoso de un Estado enorme que gasta sin importarle nada. El sector privado hace largos años que viene contribuyendo con lo suyo, ahora la reducción del déficit debe provenir necesariamente de una formidable reducción del gasto público. El 2024 debe ser el año de la “motosierra” y espero que este flamante gobierno libertario lo comprenda muy bien porque su éxito o fracaso dependerá de lo sólida que sea la definición de un ancla fiscal que a esta altura de los acontecimientos es indispensable. Sin ancla fiscal, no habrá ancla monetaria posible y sin ella, será utópico intentar un ancla cambiaria. Todo depende de que la motosierra haga lo que se prometió en campaña: “reducción formidable del gasto público”. La “motosierra” no puede convertirse en “alicate”. Sin este concepto, todo el modelo libertario queda indeterminado y expuesto a un tiempo muy cruel que no nos sobra.

Un comentario para Que la motosierra no se convierta en alicate

  1. Juanjo dice:

    Que la motosierra arranque de verdad y no se ahogue…saludo leproso desde la ciudad de Newell’s. Abrazo Sherman
    Juanjo.

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